En su definición al español podría quedar algo así: Un
workaholic es una persona que es adicta al trabajo. Y vaya que si lo son.
Esta bien, creo que no soy una
como tal, solo que me apasiono de repente por mi trabajo y no me doy cuenta de
la hora hasta que comienzo a sentirme cansada y a la vez molesta. Hasta hace poco (antes de
saber que estaba embarazada), podía pasar horas y horas trabajando en la
computadora y desvelarme hasta las dos de la mañana después de salir de mi casa
desde las siete de la mañana. Llegando al punto en que casi casi era en
automático que no podía dormir antes, mi cuerpo ya se había acostumbrado.
¿Te ha pasado que puedes estar
horas y horas haciendo una actividad sin sentir el tiempo?, generalmente me
pasa eso.
Pero todo cambió cuando me enteré
que estaba embarazada. Aquellas
jornadas de seis de la mañana a una o dos se han reducido a diez y once de la
noche, incluso ¡nueve!, mi cuerpo no puede más. Y me molesta tanto.
Al principio me costó mucho
adaptarme a mi nuevo estilo de vida porque realmente no estoy acostumbrada. Mi
itinerario del día era el siguiente:
·
6:30 a.m.
Despertar y arreglar mis cosas para salir de casa.
·
7:00
a.m. Salir de casa y agarrar el transporte público.
·
8:00 am. Entrada al trabajo.
·
2:00 p.m. Hora de comida.
·
4:00 p.m. Salida del trabajo.
· 5:00 p.m. Inicio de escuela. (Estaba estudiando aun mi
último semestre)
·
9:00 p.m. Salida de la escuela.
·
9:00 a 9:30 p.m. camino al centro de la ciudad para
agarrar el último camión a casa.
· 10:15 p.m. Llegada a casa.
·
10:15 a 11:00 p.m. Cena y mi capítulo de 70`s show
·
11:00 p.m. a 12:30 p.m. Reviso pendientes de mi otro
trabajo (tengo una tienda en línea de invitaciones infantiles) o hago tareas.
Llego a casa con los pies
hinchados, con dolor de costillas, hambre, cansancio, con antojos extraños como
el pan con mucha mayonesa que últimamente he estado comiendo (que en mi vida me
gustaba tanto la mayonesa) y con muchas ganas de descansar, hasta el punto en
que me quedo dormida sin darme cuenta en qué momento sucedió, de repente
aparezco en la sala, en la cama, en el comedor, en una silla y hasta en el
¡baño dormida!, increíble pero cierto, y por las noches en ocasiones me levanto
a comer algo, lo juro… antes era una persona que cuidaba bien lo que comía, era
una persona delgada pero ahora eso me ha importado poco. Con decirles que hasta
era ¡Vegetariana!, todo eso quedó atrás. Mis familia solo me mira comer y piensan
que exagero. En fin, tendré mucho que trabajar cuando todo esto pase.
Viendo el lado positivo de todo
esto, he aprendido a trabajar más relajadamente, antes estaba muy presionada
por querer hacer las cosas más rápido de lo normal y sentía que se acababa el
mundo porque no terminaba alguna actividad, ahora primero pienso en mi
bienestar y me he dado cuenta que presionarme no me ayudaba en nada, así que
tomo mis pequeños descansos de 5 o 10 min para distraerme y organizar ideas,
hago las cosas con calma pero las hago bien desde la primera, priorizo las
cosas más importantes y doy continuidad constantemente.
De verdad que mi rendimiento no
ha bajado ni un poco, pero cuando te metes mucho en el trabajo no lo puedes
ver, te haces esclava de ello y no te das cuenta que es más la presión mental
de lo que realmente es.
Y sobre lo otro, sé que no es
bueno desvelarse tanto pero lo único bueno de mis desveladas anteriores es que
siento que cuando llegue el momento no sentiré gran diferencia al tener que
levantarme a cada momento o no dormir. Ya estaba acostumbrada al ser estudiante
y trabajadora.
Me lo agradeceré a mi misma
cuando mi bebé no quiera dormir creo que podría buscarle el lado positivo y
retomar poco a poco todas mis actividades.
Comentarios
Publicar un comentario